Con el avance en ciencia y tecnología, cada día existen más evidencias, que nuestros procesos nutricionales estás asociados a los genes. De hecho, se ha logrado reconocer los genes que interactúan con regiones del genoma particular de cada persona, responsable de la metabolización (transformación del alimento en el proceso digestivo), de cada grupo alimenticio.
Se suele entrar en controversia entre la alimentación omnívora y la dieta vegana, los apasionados defiende sus estilos de nutrición, exponiendo los beneficios en cada caso. Ahora son los estudios en genética que dan luces sobre la tendencia de algunas personas a ser vegetarianas más allá del deseo de verse mejor, sino más bien pudiera resultar ser una herencia ancestral, registrada en la memoria genética de cada individuo.
Se ha avanzado mucho en cuanto a la relación genética con la nutrición y las enfermedades, dando a lugar al nuevo campo de estudio, en la genética, llamado Nutrigenética, que estudia las relaciones genéticas de un individuo con su nutrición, llegando a analizar cómo el cuerpo metaboliza una sustancia determinada, según los genes activos en dicho individuo.
Según la publicación realizada por Fernández y Benito, “Informes y Revisiones Panorama actual de la Nutrigenómica. ¿Esperanza o Realidad?”, indican que sus estudios han logrado favorecer las recomendaciones nutricionales, en función a las variaciones genéticas individuales, tal es así que se ha determinado la relación entre la disminución del colesterol en algunas personas, asociado a la influencia genética individual, demostrando que a pesar de seguir con las mismas pautas dietéticas, hay una respuesta diferente en los organismos.
En virtud de ello, ha tomado especial interés el estudio de las dietas vegetarianas, las cuales se hacen cada vez más populares entre los comensales, por los múltiples beneficios que proporcionan a la salud, además de otros argumentos como la economía y la protección del medio ambiente y los animales, han favorecido la propagación de estos hábitos alimenticios, en ausencia de carnes o comidas de origen animal.
Según estudios británicos, se ha conocido que las personas vegetarianas tienen una mayor longevidad, disminuyendo así la tasa de mortalidad, por enfermedades que pudieran tener su origen en la forma de alimentarse. En estos estudios se demuestra una reducción de la tasa de mortalidad de un 25% en personas, que se alimentan con dietas vegetarianas. Sin embargo, queda aún la inquietud, si efectivamente, esta forma de alimentarse, cubre las demandas nutricionales en su totalidad.
El vegetarianismo, lo define la Vegetarian Society, como “ alguien que se sustenta en una dieta a base de granos, legumbres, frutos secos, semillas, verduras, frutas, hongos, algas, levaduras y/o cualquier otro producto de origen no animal pudiendo añadir a esto o no productos lácteos, miel y/o huevos”
Los vegetarianos y veganos, son algunos de los grupos que forman parte de los individuos que sólo incluyen alimentos de origen vegetal en su alimentación, existiendo algunas variedades menos estrictas como los lactovegetarianos, que consumen huevos y algunos derivados lácteos, considerándose un estilo de vida más que una forma de alimentación.
Hoy es común conseguir grupos y organizaciones a favor de este estilo de vida, argumentando algunos beneficios que traen consigo las comidas vegetarianas. Iniciando por la baja ingesta de grasas saturadas y colesterol implica algunas ventajas asociadas a sistema circulatorio, evitando ataques isquémicos o problemas de circulación. La dieta de cualquier vegetariano es rica en granos, verduras, brotes, frutas, y semillas, lo que proporciona una dieta de abundante fibra y antioxidantes, beneficiosos para la prevención de enfermedades como la obesidad.
Otro de los elementos cuestionados de las dietas estrictamente vegetarianas, es el deficiente aporte de vitamina B12; que puede corregirse incorporando un suplemento de esta vitamina, para evitar la anemia megaloblástica o perniciosa.
Resulta importante señalar que el ácido araquidónico, en conjunto con Omega 3 y Omega 6, son indispensables para la salud del sistema nervioso, debido a que favorece la fluidez de las membranas celulares, a diferencia del colesterol que las vuelve más rígidas, afectando el intercambio de sustancias entre el medio intra y extracelular, además de considerarse indispensables para el desarrollo del cerebro, a edad temprana.
Las personas que mantienen una dieta basada en carne, peces y mariscos, tienen menos necesidad de aumentar el proceso metabólico de estos ácidos, ya que resulta más simple y requiere menos pasos, por lo que no requiere especial atención en cuanto a la calidad de su nutrición, caso contrario ocurre en comensales veganos, que no obtienen fácilmente estos ácidos grasos, tan importantes para el cerebro, sino a través de la ingesta directa de ácido linoleico presente en los vegetales.
El cuestionamiento radica que ambos ácidos son de origen animal, encontrados especialmente en los peces azules. De forma natural, cuando es insuficiente el aporte de estos, los mismos requieren ser sintetizados metabólicamente a partir de un iniciador vegetal (ácido linoleico), es allí donde la genética ha jugando una pieza clave, la cual ha favorecido este proceso metabólico en aquellas poblaciones vegetarianas, ubicadas en países como la India, según un estudio de la Universidad de Cornell.
En dicho estudio, se afirma, que lograron aislar el gen responsable del vegetarianismo, en algunas poblaciones cuya dieta se basa en comidas vegetarianas. Dicho gen hace que el cuerpo de las personas produzca ácido araquidónico, el cual permite la fácil absorción de los ácidos grasos poliinsaturados de los vegetales, mejorando entonces la limitante en las dietas vegetarianas de no poseer la cantidad suficiente de estos ácidos por la ausencia del consumo de alimentos de origen animal.
Tom Brenna, profesor de nutrición humana, indicó: “Aquellos con ancestros vegetarianos son más propensos a portar genes que metabolizan más rápidamente los ácidos grasos de los vegetales”, estas declaraciones son parte de la investigación llevada a cabo por la Universidad de Cornell, la cual a través del estudio de diferentes genomas, demostraron que el mantenimiento de una dieta vegetariana por poblaciones, durante muchas generaciones, favoreció la aparición de una mutación, capaz de regular la expresión de los genes, claves para hacer más eficiente la producción de ácidos grasos.
Los investigadores estudiaron la presencia del gen en indios de Pune, India, en los cuales se expresó en un 68% de la población, a diferencia de otra muestra aplicada a individuos con dietas omnívoras, arrojando un 18% de la presencia del gen. Lo que pudiera significar que una dieta basada en un menú vegetariano, ha favorecido la expresión del gen, durante generaciones.
Recordemos que la población de la India, en un 40% son vegetarianos por razones culturales, religiosas o económicas. Históricamente sus creencias pasan de una generación a otra. Una de las razones más importantes, para los hindúes radica en que la mayoría de los animales son sagrados, y evitar incluirlos en sus dietas es una forma de mantener el equilibrio con la naturaleza, a causa de ellos los genes pertenecientes a los indios ha trascendido de una generación a otra.
Por otra parte la investigación publicada en Molecular Biology and Evolution, dan a conocer que “la variación genética que optimiza la síntesis de las grasas vegetales predomina en las poblaciones originarias del sur de Asia y África”, las mismas han mantenido durante años dietas vegetarianas, en comparación con las regiones europeas que muestran números bajos en cuanto a la predominancia de dicho gen.
Por otra parte, en la investigación de la Universidad de Cornell, también indican que las dietas veganas o vegetarianas, son más vulnerables a generar procesos inflamatorios, y cáncer de colón, precisamente por la presencia del gen, así los declara Brenna “En tales individuos, con ancestros vegetarianos, los aceites vegetales se convertirán en más ácido araquidónico pro-inflamatorio, aumentando el riesgo de inflamación crónica que está implicada en el desarrollo de enfermedad cardiaca, y empeora el cáncer.”
De hecho el ácido araquidónico, según Livestrong, es una grasa que se encuentra entre los límites de lo saludable y lo no saludable, y de acuerdo a esto, a pesar de lo beneficioso que pudiera resultar dicha sustancia, para el sistema músculo esquelético y desarrollo cerebral, también se ha estudiado que los altos niveles de esta grasa, pueden generar procesos inflamatorios, causantes de dolores crónicos como migrañas.
Los menús vegetarianos, carecen de ciertas sustancias que requiere nuestro organismo, para un funcionamiento adecuado, entre los que se encuentra la vitamina B12, hierro, zinc, riboflavina y vitamina D, estas se encuentran presentes en cantidades suficientes en alimentos de origen animal, por lo que las comidas vegetarianas, necesitaran complementos adicionales que incorporan estas sustancias.
Independientemente de lo que comen los veganos, una dieta vegetariana bien planificada, y estructurada, puede aportar en su mayoría los nutrientes indispensables para la vida, a excepción, de niños, mujeres embarazadas, ancianos y deportistas, los cuales requieren en sus dietas aportes, que no es posible obtenerlos si se limitan a una comida vegetariana, por lo que requieren de suplementos, especialmente de la vitamina B12, sólo disponible en las carnes.
Lo cierto en todo caso es que, para algunas personas le es más tolerable seguir una dieta vegetariana que a otras, y puede deberse a la presencia de ancestros con la expresión del gen “vegano”, lo importante es reconocer las limitaciones nutricionales de un menú vegetariano.
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