En condiciones normales nuestro cuerpo produce y tiene células en todos los tejidos, se multiplican o dividen de forma ordenada y luego mueren, dejando espacio para la formación de nuevas células. De esta forma nos mantienen en correcto funcionamiento día tras día, en equilibrio perfecto. Sin embargo, cuando hablamos de “Cáncer” según la “American Cancer Society”, alguna de estas células pierde este orden y empiezan a dividirse descontroladamente ocasionando daños peligrosos
En el cáncer las células no solo se multiplican sin control, estas también aumentan en número, en tamaño y se distorsionan con respecto a su forma. Es decir, en el cáncer las células mutan y todo esto conlleva a un mal funcionamiento del órgano afectado o tejidos en general afectados, ya que puede ocurrir tanto en la sangre, pulmones, mamas, piel, en fin, en cualquier zona del cuerpo y este es la causante de alrededor de 8.8 millones de muertes anuales.
En la medicina de investigación se estudian los defectos genéticos no modificables relacionados con la aparición de esta enfermedad, así como otros factores que inciden en a aparición de esta enfermedad y que pueden corregirse como la alimentación, la ingesta de sustancias perjudiciales, como el tabaco, alcohol y en especial la carne procesada.
Según la OMS se estima que alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se deben a factores de riesgo que son realmente modificables, como la obesidad o índice de masa corporal elevado, exposición ultravioleta sin protección, dieta pobre en frutas y verduras, tabaquismo y consumo de alcohol. Por otra parte, ya se conocen algunos factores genéticos o hereditarios relacionados con esta enfermedad, como lo son las alteraciones del gen BRCA1 o el BRCA2 para cáncer de mama y ovario.
El TP53, es el gen mayormente mutado en el cáncer, también se tiene el síndrome de Li-Fraumeni, esta es una enfermedad heredada muy poco común que causa un mayor riesgo de padecer ciertos cánceres. Un dato importante es saber que ya para el año 2015 la organización mundial de la salud decreto la ingesta de carne procesada como un factor potencial de riesgo para cáncer en especial colorrectal y cáncer de estómago. Sin embargo, esto aún se encuentra sujeto a estudios.
¿Para empezar, debemos entender a que nos enfrentamos? La carne procesada la encontramos en cualquier supermercado y en ocasiones la consumimos sin siquiera saber que es carne procesada. Esta recibe su nombre derivado a las técnicas de conservación que ha enfrentado antes de llegar a nosotros, es decir el curado, la fermentación, la salazón, el ahumado, u otros procesos implementados para mejorar también su sabor. En su mayoría se aplica a carnes de cerdo, res, cordero entre otras.
Sin embargo, de las más perjudiciales tenemos la carne seca, las salchichas, la carne en lata, el jamón, la carne en conserva (“corned beef”) y las preparaciones a base de carne.
Todos está siendo estudiado a nivel mundial ya que la OMS puede atribuir 34.000 muertes al año al cáncer en relación con dietas prominentes en carne procesada. Esto se basa en la evidencia científica que demuestra que hay mayores derivados químicos, hidrocarburos aromáticos en las carnes procesadas.
El mercado se ha dado a la tarea de vendernos productos altamente procesados y costosos con el fin de garantizar, excelente sabor, durabilidad y calidad. Sin embargo, es nuestro deber entender el daño orgánico que recibimos cada vez que decidimos ingerir este tipo de productos en vez de alimentos naturales o escasamente procesados. Evitar las bebidas y comidas, altamente edulcoradas, ricas en colorantes y conservantes debe ser una tarea diaria e inevitable.
En su mayoría los alimentos procesados se dan a conocer por su exquisito sabor, derivado de procesos como ahumado, salazón o curado. También por su alto contenido en sodio, azúcar, sin embargo lo principal a entender que estos alimentos son escasamente nutritivos y en el peor de los casos pueden llevarnos a sufrir enfermedades como obesidad, diabetes mellitus e hipertensión arterial e incluso cáncer.
Lo más adecuado es el consumo de alimentos naturales no procesados ya que son ricos en nutrientes y vitaminas de fácil digestión para nuestro organismo. Estos pueden ser de origen vegetal como las verduras, frutas, legumbres, tubérculos y frutos secos.
También los de origen animal son provechosos como las carnes de bovino, porcino, aves de corral, pescados, así como huevos y derivados lácteos. Lo importante a la hora de adquirir estos productos es verificar que no tengan aditivos o conservantes.
La tecnología avanza a diario y aunque las intenciones pueden ser buenas, los infinitos procesos que atraviesan los alimentos procesados, como la hidrolisis, extrusión, hidrogenación, moldeado y remodelado, son los venenos ocultos tras su fabricación que quizás se les están pasando por desapercibido a los fabricantes, por ello debemos estar al tanto siempre de lo que ingerimos.
Las recomendaciones son cada vez más específicas, la causa del cáncer colorrectal y estómago, están relacionadas con el consumo de carne procesada y no solo con los factores de riesgo anteriormente conocidos como el tabaco o el alcohol, la obesidad también está muy íntimamente vinculada al desarrollo del cáncer. La prevención es el principio de la medicina, evitar el consumo de alimentos procesados es un gran paso para la humanidad y el derecho a la salud.
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