La epilepsia es una de las alteraciones neurológicas más frecuentes según datos actualizados, debido a que aproximadamente 50 millones de personas a nivel mundial la padecen y más de 5 millones son diagnosticadas anualmente. Unos 49 casos de epilepsia de cada 100.000 individuos se confirman al año en las naciones de ingresos elevados, mientras que en las de mediano y bajo ingreso la cifra de epilepsia asciende a 139 de cada 100.000 casos (OMS, Organización Mundial de la Salud, 2019).
El aumento en la incidencia de la epilepsia en los países de bajo y mediano ingreso tiene su origen en la existencia de un riesgo mayor de desarrollar patologías como el paludismo, la neurocisticercosis; accidentes de tráfico que ocasionan traumatismos, sistemas de prevención de salud ineficaces y una asistencia médica no asequible.
Si se realiza el diagnóstico oportuno de la epilepsia y la instauración del tratamiento adecuado, el 70% de los pacientes puede tener una buena calidad de vida en ausencia de epilepsia, de acuerdo a las estadísticas (OMS, Organización Mundial de la Salud, 2019).
Asimismo, las personas que padecen epilepsia comúnmente son blanco de discriminación en algunos países, por lo que es de vital importancia seguir el tratamiento adecuado para el control efectivo de las convulsiones, lo que permitirá a los pacientes integrarse en el ámbito laboral y social favorablemente.
La epilepsia es una enfermedad crónica del sistema nervioso que provoca convulsiones por una función eléctrica excesiva de las células cerebrales y que pueden generarse en distintos sitios de la estructura del cerebro.
Las convulsiones pueden suceder en breves episodios de ausencia, de contracciones de los músculos o en formas más severas y por tiempo prolongado. En cuanto a la recurrencia de la epilepsia puede ir desde menos de una anualmente hasta en varias ocasiones en un día, cuyas características dependen del lugar donde se inicia en el cerebro y su extensión.
La epilepsia ocasiona la aparición de síntomas en forma súbita produciendo movimientos involuntarios que pueden llegar a afectar al cuerpo de manera generalizada.
Ocasionalmente se agrega al cuadro pérdida de conciencia y de la capacidad de contener los esfínteres.
Es común que los individuos con epilepsia presenten hematomas producto de las lesiones asociadas a la convulsión y alteraciones como depresión y ansiedad.
Generalmente en los países con bajos ingresos se observa un aumento de la mortalidad de forma precoz en los pacientes con epilepsia debido a crisis convulsivas de mayor duración, caídas y ahogamientos.
¿Sabías Qué?
Existe una relación entre el aumento de las crisis de epilepsia y el ciclo menstrual debido a los cambios hormonales que ocurren durante la ovulación y la semana previa al comienzo de la menstruación. Los estrógenos y la progesterona intervienen en la actividad neuronal y una alteración en sus niveles pueden desencadenar los episodios en algunas mujeres que padecen epilepsia, a esta condición se le denomina epilepsia catamenial.
La epilepsia no es una enfermedad transmisible y diversos factores intervienen en su génesis, sin embargo, de acuerdo a las estadísticas no se logra identificar el origen en un 50% de los pacientes a nivel mundial con epilepsia (OMS, Organización Mundial de la Salud, 2019) entre las causas más comunes se encuentran:
● Malformación del cerebro por un defecto en su desarrollo.
● Lesión cerebral ocasionada en el periodo prenatal o perinatal (traumatismos durante el parto, falta de oxígeno como la asfixia).
● Traumatismo craneoencefálico severo posterior, en algún momento de la vida.
● Infecciones del sistema nervioso central como meningitis o encefalitis.
● Accidentes cerebrovasculares que reducen el aporte de oxígeno a la corteza cerebral.
● Tumores y coágulos en el cerebro que ocasionan hemorragia.
● Efectos tóxicos producidos por drogas.
Las convulsiones se pueden clasificar en dos grandes grupos: generalizadas y focales.
Dependiendo de la cantidad de células del cerebro afectadas y su tipo, es lo que determina la intensidad y duración de las convulsiones.
Lo principal es que el paciente acuda con un especialista para que establezca el diagnóstico de epilepsia a través de una observación de los síntomas, antecedentes familiares y una historia clínica completa seguido de la realización de pruebas neurológicas tales como:
En cuanto al tratamiento de la epilepsia es posible controlar efectivamente las convulsiones de manera total o parcial con fármacos, lo que permite a las personas integrarse a sus actividades diarias favorablemente. Los medicamentos que son utilizados para tratar las convulsiones son los que se conocen como fármacos antiepilépticos, cuyo efecto es anular la acción de las neuronas afectadas, disminuyendo así la descarga eléctrica. Asimismo, existe un grupo de personas en las que los fármacos no controlan la epilepsia, por lo que, ameritan otras alternativas terapéuticas como la cirugía resectiva, la cual, elimina la región del cerebro lesionada donde se generan las convulsiones.
Finalmente, para los pacientes con epilepsia en los que no es posible realizar la cirugía, existe la opción del estimulador del nervio vago (ENV) que es un dispositivo que se encarga de disminuir la cantidad y severidad de las convulsiones a través de un cable que envuelve el nervio vago y genera una descarga eléctrica.
La epilepsia es una de las alteraciones neurológicas que más se presenta afectando a millones de personas a nivel mundial. Las convulsiones se originan por una actividad eléctrica anormal de un grupo de neuronas en el cerebro y se producen en cualquier región de la corteza cerebral; pueden ser desde eventos muy cortos de ausencia hasta contracciones musculares y convulsiones más severas y de mayor duración. Estas crisis convulsivas son diversas en cuanto a su frecuencia, pudiendo aparecer una durante un año o varias en un lapso de 24 horas.
Si se establece el diagnóstico y el tratamiento adecuados para la epilepsia, según datos estimados (OMS, Organización Mundial de la Salud, 2019) aproximadamente el 70% de las personas con epilepsia son capaces de continuar con su rutina normal de actividades sin convulsiones durante toda su vida.
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
Cualquier cookie que no sea particularmente necesaria para que el sitio web funcione y se use específicamente para recopilar datos personales del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados se denominan cookies no necesarias. Es obligatorio obtener el consentimiento del usuario antes de ejecutar estas cookies en su sitio web.